Mucho ha llovido (literalmente) desde que el Hayan azoto de refilon estas costas, nuestro apoyo y solidaridad a los millones de afectados que ha dejado tras de si, especialmente en Filipinas. En Vietnam murieron 5 personas, paradojicamente lo hicieron cayendo de los tejados mientras colocaban sacos preparandose para la tormenta…
Tras disfrutar de la belleza pausada de Hoi An, las ruinas Champas de My Son y la correspondiente turistada (alquilar una moto para ir hasta alla), fuimos hasta Nha Trang en tren. Este es el Benidorm Ruso-Vietnamita, donde los rascacielos apenas tienen sitio frente a la playa kilometrica y ya pugnan por copar la segunda linea.
Tras el chapuzon preceptivo y el homenaje gastronomico (estupendo pescado y marisco a buen precio), al dia siguiente fuimos en bus a Dalat, una pequena ciudad enclavada en las montanas del altiplano central, donde lo kichts se mezcla con una naturaleza exhuberante. Los locales lo llaman el pequeno Paris y es el destino preferido por los enamorados para sus lunas de miel y escapadas romanticas. Para nuestro paladar resulta un parque tematico del horterismo, circundado por unas montanas cuajadas de cascadas y con un mercado de abastos de lo mejorcito que hemos visto hasta ahora por autentico y fotogenico..
En Dalat hicimos couchsurfing y nos alojamos con una familia. Salvo una persona nadie hablaba ingles, pero eso no fue obstaculo para vivir una fantastica experiencia, demostrando que la barrera idiomatica no es necesariamente una barrera comunicacional.
Al dia siguiente cogimos las bicis y nos dirigimos para Saigon, 300 km en tres dias. La bajada de Dalat fue genial, pero luego empezo el circuito rompepiernas que nos acompano hasta 70 km antes de Saigon, constantes subidas y bajadas, con dias de mucha lluvia o axfisiante calor.
En Phu Hiep conocimos una vez mas la hospitalidad Vietnamita. La familia de Chilaam nos adopto y nos invito a cenar, dormir y desayunar. Era una familia dedicada al cultivo del cafe y con ellos pasamos unas horas geniales, agasajados y sirviendo de excusa para que toda la familia se acercara a la casa. Chilaam les llamaba por telefono y les contaba a todos la misma historia: Le preguntamos donde podiamos poner la tienda de campana y nos invito a su casa.
Tras despedirnos de esta estupenda familia seguimos camino. Fueron jornadas duras, la climatologia y las cuestas pasaban factura. 70 km antes de Saigon montamos el circo, paramos un microbus y nos subimos, con bicis y todo dentro. Comprendimos porque esta gente gana todas las guerras, tienen una capacidad de adaptacion impresionante. Habia que ver al tipo que estaba sentado y le pusieron las bicis en el pasillo con el manillar a 10 cm de su cara. No dijo ni mu, y cuando quiso salir para mear, lo hizo por la ventana…
Los arrabales de Saigon nos recibieron con sus neones muecos* y su trafico imposible, conforme avanzabamos el neon daba paso a los leds y el trafico se intensificaba.
Alli pasamos tres dias en Bui Vien, una de las calles mochileras del distrito 1. Supongo que Khaosan Road debia ser asi hace un tiempo. Tragafuegos, cerveza barata, gente joven local y mochileros ociosos en un paraje a ratos sordido y siempre bullicioso.
Como no podia ser de otra manera fuimos a los tuneles de Cu Chi. Nos parecio una visita prescindible, por no decir a evitar. Cutre, masificado, comercial y con gringos vaciando cargadores de ametralladoras que hacian un ruido terrible. No pudimos evitar pensar en Siria y en todas las partes del mundo donde eso no es un juego. Con un poco de mal cuerpo volvimos para Saigon.
Ahora estamos en Can Tho, el corazon del delta del Mekong. Hemos ido en bici a ver el mercado flotante de Cai Rang y menos mal, habia mas botes de turistas haciendo fotos que gente vendiendo o comprando.
En breve vamos camino a Chau Doc (o donde lleguemos), en dos dias acaba nuestro visado y tenemos que salir del pais. Camboya nos espera.
*Mueco: En Colombia desdentado.